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Monfragüe

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Peña Falcón Peña Falcón

En el año 1979 se declara Monfragüe "Parque Natural", el primer espacio protegido de Extremadura, con una extensión de 18.396 hectáreas.

Monfragüe conforma la mancha continua de bosque y matorral mediterráneo más grande y mejor conservado de Europa. Por ello ha sido declarado Parque Nacional en marzo de 2007, obteniendo la mayor protección de un espacio natural español.

La singularidad y riqueza faunística de Monfragüe, la variedad de sus formaciones vegetales, la espectacularidad paisajística y el interés geomorfológico, constituyen un excelente patrimonio natural y cultural de este rincón extremeño.

Amparadas por grandes zonas adehesadas y vertebradas por el río Tajo, sus laderas de matorral casi impenetrable y la presencia de fauna en peligro de extinción, convierten a Monfragüe en una de las grandes joyas de la naturaleza europea.

Monfragüe es uno de los mejores ejemplos de lo que se denomina Relieve Apalachense, propio de los Apalaches americanos. Es el relieve típico de materiales silíceos antiguos, constituidos por una alternancia de capas de rocas resistentes, cuarcitas y areniscas, y rocas frágiles, las pizarras. Las rocas más duras coinciden con las zonas de sierra, y las más blandas son las que se encuentran en los valles donde va encajada la red fluvial.

Miles de turistas nacionales e internacionales visitan cada año estos lugares con la intención de observar algunas de las especies de aves más buscadas en nuestro país, pues es uno de los pocos lugares del mundo donde, desde la propia carretera, pueden observarse a corta distancia.



Buitre negro en su nido Buitre negro en su nido

Villarreal de San Carlos es también punto de encuentro para ornitólogos de todo el mundo, que acuden atraídos por la excepcional comunidad de aves y la facilidad de su observación. La localidad alberga desde el año 2006 la Feria Internacional de Turismo Ornitológico, la primera que se ha celebrado en España.

El Salto del Gitano es una de las gigantescas puertas o "portillas" que dan acceso a Monfragüe. La cruza el río Tajo. Su espectacularidad y riqueza faunística, está al alcance de todos gracias a la carretera que atraviesa el Parque Nacional, que facilita su disfrute a cualquier hora y momento del año. Desde allí se pueden ver un sin fin de especies de aves. Entre ellas destaca la cigüeña negra, que anida entre sus oquedades y, protegida por el río, nos muestra la ceba de sus crías.

Durante los últimos días de septiembre se escucha en Monfragüe el profundo sonido de la berrea del ciervo, uno de los pocos momentos en que se puede contemplar a los grandes machos en estado salvaje.


Salto del Gitano Salto del Gitano

Con las primeras lluvias, los machos, que han estado refugiados en la espesura del monte, se desplazan hacia las dehesas frecuentadas por las hembras.

A medida que el frío y la humedad aumentan, los machos adultos se encuentran en su máximo esplendor. Entonces, el monte y las dehesas se irán llenando de esos sobrecogedores berridos. Cuando se encuentran dos machos en igualdad de fuerza, se producen peleas agotadoras, con espectaculares entrechoques de cornamentas. Los ganadores tendrán la recompensa de cubrir a las hembras. En Mayo, después de ocho meses de gestación, darán a luz, en el mes de mayo, a una o dos crías denominadas gabatos o cervatillos.

Desde la Prehistoria hasta nuestros días, los ríos Tajo y Tiétar y las sierras que los acompañan han brindado a sus pobladores todo lo necesario para asentarse. Agua, pesca, caza y un bosque repleto de frutos lo convertían en un lugar idóneo donde vivir. Los primeros habitantes dejaron su impronta en las covachas y abrigos de Monfragüe.

Castillo de Monfragüe Castillo de Monfragüe

A lo largo de la Historia, numerosas culturas han arraigado en estas tierras. Es a los romanos a quienes debemos el nombre del Parque: su Monsfragorum, monte fragoso, aludía a la riqueza y exuberancia del paisaje. Mientras la zona permaneció bajo dominio musulmán, recibió el nombre de "Al-Mofrag", que significa "el abismo" o "el cruce de caminos".

En 1974 Jesús Garzón, un firme defensor de estas tierras, propuso la protección ambiental de Monfragüe por primera vez y consiguió su declaración como Parque Natural.

Desde 1990, su gestión emprendió un nuevo recorrido, centrado en la ejecución de planes de uso público y en la educación ambiental. Villarreal de San Carlos era entonces una aldea en ruinas. Se adquirieron los restos de casas y corrales, y se reconstruyeron para atender a los cada vez mas frecuentes visitantes.



En 2003 la UNESCO reconoció a Monfragüe como Reserva de la Biosfera, un título honorífico mundial que avalaba el singular valor de este entorno. Y la misma superficie, de más de 100.000 hectáreas, pasó a formar parte de una nueva Zona de Especial Protección para las Aves, con el nombre de "Monfragüe y Dehesas de su entorno".